Ramón Bilbao nos pidió una campaña de marca que reflejara el espíritu descubridor de su fundador.

Para inspirarnos no tuvimos que ir a ningún país lejano como hizo él, allá por 1924. Nos bastó con fijarnos en las etiquetas sus botellas de vino. En muchas de ellas aparecían los vehículos que utilizó en sus viajes.

Y propusimos hacer uno de ellos realidad. Pero construido con un material muy especial:

las duelas de sus barricas. El resultado son cinco piezas audiovisuales que nos descubren los sueños únicos de cinco personas con una forma diferente de ver la vida.